Orccha en la India
Nos tenemos que desplazar hasta el centro de Bundelkhand para encontrar el pequeño pueblo de Jhansi. Hoy en día, Jhansi es uno de los puntos turísticos de Uttar Pradesh: la legendaria ciudad adquirió popularidad con sus búfalos de agua, presentes en muchas partes. Más tarde, un artista bastante conocido indio pondría en el mapa Jhansi a través de sus pinturas, donde los fuertes y palacios narraban la historia del lugar.
No siempre es fácil llegar a Jhansi, y nosotras, desde nuestra posición en Khajuraho tenemos que alquilar un coche con conductor para desplazarnos hasta allí. El trayecto no es muy largo. Pronto estamos en el fuerte de Jhansi, donde tuvo lugar la batalla de Rain Lakshmi Bai y las fuerzas británicas. Habría que haber visto cómo fue planeada la revolución de Rani contra los ingleses, allá por el año 1858. A pesar de que el fuerte fue construido en el 1613 por Raja Bir Singh, es más recordado por la revolución en sí. Una vista panorámica de la ciudad nos llevará hasta las alturas, donde nos sentaremos a ver cómo transcurre la vida diaria en este lugar.
Al bajar nos topamos con el museo de Jhansi, y decidimos entrar. Aquí encontramos todo tipo de cosas: armas, vestidos, fotografías, etc, de la dinastía Chandela.
Muy cerca del fuerte están los hoteles de primera; nuestro presupuesto es bastante ajustado, así que nos dirigimos a una guesthouse donde después de negociar conseguimos una habitación por un euro las dos.
La ciudad es pequeña, mucha gente vive a su alrededor en el campo; el valor de su patrimonio ya es otra cosa, y se sucede en sus calles y paisajes; a cierta distancia podemos encontrar el antiguo palacio de Rani Laksmi, ahora convertido en museo. En él se narra la historia de esta región, en el pasado uno de los lugares más ricos de la India. También el lago Barua Sagar, cerca del río Betwa, nos ofrece un espacio de tranquilidad y sosiego en el viaje.
Otro punto a visitar es el palacio de Lakshmi Bai, uno de los tesoros de épocas pasadas.
Ya en la ciudad, la plaza principal es un lugar de reunión de gente; allí conocemos a otra viajera española que viaja sola por la India; tomamos un té con ella a cambio de nuevas experiencias viajeras que solo de oírla nos apetece vivir. Desde allí también nos dirigimos al templo , donde nos recomiendan volver por la noche.
Volvemos por la noche al monasterio donde asistimos a una celebración muy especial, de esas que te marcan. Primero nos acercamos y al ver que están celebrando algo, nos retiramos. Son los locales y gentes los que nos invitan a entrar y formar parte de aquello que se celebra, de lo que no sabemos ni siquiera el nombre. Entramos y nos unimos a unos rezos que no comprendemos, pero que sabemos conmemoran algún día especial. Nos cogemos todos de la mano, caminamos lentamente. Finalmente, la persona que parece dirigir la ceremonia nos impone sus manos. Mi compañera Bea llora de emoción.
Terminamos así nuestro paso por un lugar que nos ha marcado y nos ha llenado de energía. ¿Volveremos? Si, no me cabe la menor duda
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