Un paseo por el norte de Guadalajara…
Visita a Molina de Aragón
Un pueblo famoso por sus bajas temperaturas…
Molina de Aragón siempre me había sonado “a lejos”. La que un día fue habitada por los bereberes, y formó parte de un pequeño reino de taifa, ya nombrado en el Cantar del Mío Cid, pasa por ser una de las zonas más frías de España (si no la que más), y una de las más despobladas de este planeta, ya que su densidad de población es de 1,63 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que Siberia tiene 3, y Laponia 2.
Estos factores climatológicos, junto con muchas leyendas que os iré contando, hacen que todavía sea más atractiva la idea de visitar Molina de Aragón. Las dos escasas horas desde nuestra morada, una carretera en más que perfectas condiciones, y un domingo soleado, hace que nos lancemos hacia el norte de nuestra querida Guadalajara, para descubrir un pueblo, que lejos de fantasmagórico e hibernal, nos recibe con un resplandeciente sol, una primavera que ya se asoma con el color de sus hojas, y unas vistas increíbles, tanto del pueblo, como de sus alrededores.
Leyendas de Molina de Aragón
Una de las leyendas de Molina de Aragón, cuenta que hay un viejecito rondando por el pueblo. Si el hombre te sostiene la mano, y te mira fijamente a los ojos, todas las verrugas que puedas tener en tu cuerpo van a desaparecer. Nosotros, caminamos a lo largo de lo que un día fue el barrio judío, pero no hay rastro del viejecito. También nos asomamos a las dos iglesias del pueblo, y cruzamos muchas calles que nos dan una idea de lo que era un pueblo medieval en el pasado. Cruzamos el puente medieval, mientras nos preguntamos cuál sería el puente de la Manola, donde se dice hay una casa encantada junto a él, donde nadie se atreve a vivir o pernoctar, pero ni rastro. Por último, subimos al castillo, donde encontramos una vista espectacular.
Molina de Aragón no merece solamente una mañana, sino un fin de semana completo. No solamente el pueblo es bonito, sino que al volver por la CM 2015, dirección Zaorejas y Ocentejo, encontramos uno de los paisajes más espectaculares de toda Guadalajara. Es de nuevo el río Tajo, el causante de tanta belleza, y sin dudarlo, nos prometemos volver, para realizar muchas de las rutas a pie que hemos divisado en nuestro camino.
La noche llega, y nosotros tenemos que volver a casa. Pero seguro que también, volveremos a Molina de Aragón…
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