Mpika en Zambia
Pueblos perdidos en Zambia

Siempre nos ha gustado descubrir nuevos lugares; que una ciudad o pueblo no lleve ninguna nota en la guía Lonely Planet o en a Bradt, que es la que utilizamos en nuestro viaje por Zambia, era ya un plus para querer descubrir un nuevo lugar. Eso por supuesto tiene sus partes buenas y malas; a veces aciertas y descubres un lugar auténtico, algo que los autores de guías viajeras intentan preservar del ansia de los viajeros instagrameros; otras te topas con lugares que bueno, puedes decir que tienen su encanto, pero de los que habrías podido prescindir sin dificultad.

Nuestra llegada al pueblo de Mpika
Llegamos a Mpika como lugar de parada a mitad de camino entre nuestro final objetivo, Mpulungu, y la fea ciudad de Lusaka. Nos habíamos propuesto descubrir Zambia, en una época en la que el país todavía no era conocido y solo cuatro despistados y un tanto de pijetes se aventuraban a visitar los parques más vírgenes del Africa del este. Allí estábamos nosotros, con nuestra mochila y nuestro presupuesto ajustado como siempre, pero con muchas ganas de ver cosas.

Ya en el hotel Endesha de Lusaka el dueño hizo cara rara: Mpika? para qué? pues si son dos calles! pues si, dos calles, pero vamos, una y media diría yo; una larga salida de las películas del oeste y un callejón. Al inicio de la calle principal te paran los autobuses; allí te dejan con tu mochila para que empieces a andar. En ese momento cuando la música de «El bueno, el feo y el malo» resuena en tus oídos.

Poco a poco, ese pueblo perdido en territorio africano nos muestra un lugar sin atractivos turísticos conocidos, pero si con mucha vida y paisajes bonitos; las pequeñas viviendas con jardín se suceden en el pueblo, los árboles cubren de sombra las calles, y un alegre mercado anima el pueblo. Aquí también hay un curandero disponible para los arreglos, en caso de que alguien necesite de sus servicios.

Alojamiento en Mpika
Después de dar una vuelta por el mercadillo nos dirigimos a nuestro hotel; el Melody Lodge no es una maravilla, pero sus 9 euros por habitación nos parecen más que justos para lo que ofrece; en Mpika hay cortes de luz a partir de las 7 de la tarde, así que volvemos a salir para ver si conseguimos que algún taxi nos lleve al Parque North Luangwa, a tiro de piedra desde la ciudad. Por sorprendente que parezca nadie accede a llevarnos; aquí el turismo no es una fuente de ingresos y que dos mzungus vengan hasta aquí a pedir que les lleven a ver animales no entra en su forma de razonar, debemos de estar locos.

Finalmente, uno de tantos ciudadanos de Mpika nos dice que si, el problema es que el precio que nos pide es casi el de un safari de lujo, por lo que optamos por desistir. Ante la falta de infraestructura turística siempre queda el bar… y es que la cerveza está allá donde hace falta, incluso aquí… Próxima parada Kasama, un lugar también perdido de la mano de Dios que nos encantaría, aunque aquí todavía no lo sabíamos…
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