Reynisfjara o la playa de arena negra
Cuenta la leyenda que tres trolls estaban arrastrando un barco hacia la cueva de Hálsanefshellir, en la playa de Reynisfjara, para evitar que la corriente del mar pudiera llevarse la embarcación. Los tres trolls estaban tan absortos en su trabajo que no percibieron la llegada del sol, enemigo de estos personajes. Los primeros rayos solares convirtieron a éstos en piedras. En la actualidad, Skessudrangar, Landdrangar y Langhamrar son los nombres de las piedras que salen desde la superficie del agua junto a la playa de arena negra, formando parte de una de las leyendas que rodean a la famosa playa.
Una playa junto al pueblo pesquero de Vík o Mýrdar
Nos tenemos que desplazar 180 kilómetros desde la capital islandesa para llegar a esta hermosa playa, a la que la naturaleza ha dotado de todas las peculiaridades posibles; formaciones de lava, acantilados, cuevas, arena negra, olas de infarto, han hecho que la playa de Reynisfjöru, como es llamada por los locales, haya sido catalogada en el 1991 por el National Geographic como una de las 10 playas no tropicales que todo el mundo debería de visitar en el mundo.
La llegada a la playa nos muestra una arena negra y salvaje, nada que ver con la arena blanca y fina a la que estamos acostumbrados en otros lugares del mundo. A ello tenemos que añadir la nieve que puebla estos lares en el mes de febrero.
Rocas apiladas al borde del bar.
Reynisfjall es una montaña situada junto a la playa de arena negra, donde altas columnas hexagonales formadas por basalto se encuentran pegadas en su borde, a lo largo de 340 metros. Las pirámides hexagonales se llaman Gardar, y se encuentran talladas simétricamente, como si la naturaleza hubiese querido dejar en ellas toda su perfección.
Todas ellas están formadas por lava, la cual al fluir entorno a la montaña, y enfriarse paulatinamente, ha ido dejando estas peculiares formaciones; al contraerse la lava con el contacto del viento y mar. Son muchos los que comparan estos hexágonos con los acantilados de Moher en Irlanda, aunque a mi entender el paisaje es completamente diferente.
Las formaciones son el hogar de miles de aves durante todo el año, en especial de los famosos frailecillos. Reynisfjava es un punto perfecto para el avistamiento de aves.
La cueva de Hálsanefshellir.
Insertada a la montaña de Reynisfjall tenemos la cueva de Hálsanefshellir, cuya estructura es única.
La Cueva de Hálsanefshellir es uno de los puntos fuertes de la visita a la playa de Reynisfjara; situada a las orillas del Océano Atlántico, muchos se acercan hasta ella para poder observarla de cerca. Es importante visitarla solamente cuando la marea está baja
El peligro del mar.
La posición geográfica de la playa y las olas del Atlántico han provocado en numerosas ocasiones accidentes, que han llevado a los visitantes a quedarse inconmunicados mientras visitaban esta cueva, o peor aún, a ser arrastrados por las corrientes del mar, que en estas latitudes no son pocas. Hay que estar muy alerta y visitarlas cuando la marea está baja, intentando estar siempre a más de 20 o 30 metros del mar. Las olas aquí llegan de repente sin que nos demos cuenta.
La playa de Reynisfjara ha sido uno de los lugares más bonitos que hemos visitado el pasado mes de febrero en Islandia, cuando el invierno asomaba por todos lados y los rayos del sol todavía eran una utopía. Si algo nos ha dejado Islandia ha sido un grato recuerdo y muchas ganas de volver…
Lo leí el relato cuando lo publicaste y hoy vuelvo a releerlo y me sigue encantando tu narración y lo mágico que debe ser el lugar…pero si lo visitamos tendrá que ser con mejor tiempo. Abrazos
Mágica y siempre sorprendente esa guapa Islandia
Pues si Alberto, un país para repetir en estaciones distintas. Un abrazo!
Hola Pili, pues si, es un lugar mágico. Islandia es un país que tiene muchos viajes, puesto que los paisajes cambian mucho de ir en una estación u otra. Yo fui en invierno (odio el hielo), y aún así me conquistó. Ahora me queda el del verano 😉