Realizar un trekking por las montañas Simien en Etiopía es el objetivo de la mayoría de los que llegan aquí. Para ello, tenemos que desplazarnos a Debark, un pueblo en medio de la nada donde se encuentra la oficina de información del parque, donde podremos pagar la entrada del parque y se nos designará un ranger o guarda, que está obligado a controlar todos nuestros pasos durante nuestra visita.
Cómo llegar al parque de las Simien en Etiopía
Para llegar al parque, existen dos opciones: o bien contratar algo en Gondar, lo cual significa pagar el doble exactamente que si lo contratas en Debark, o ir a la oficina del parque directamente, dejar el equipaje en algún hotel (y así economizas la parte de las mulas o el personal que te lleva el equipaje), y no contratar al guía de turno. Esta última es nuestra opción.
Nuestro Trekking en las montañas Simien en Etiopía
Salimos a las 5 am hacia Debark en un autobús local (30 BIR por persona) durante tres horas. Aquí por supuesto, somos los únicos blanquitos del bus.
Una vez en Debark, nos dirigimos al hotel recomendado por la Lonely Planet, el Park National Hotel, donde por 20 BIR diarios nos guardarán las mochilas, y nos vamos al centro del parque.
En el parque pagamos por la entrada y al ranger; como no llevamos camping, decidimos alojarnos en el lodge básico del campamento base.
El camino desde el campamento base hasta el parque de las Simien
Hay que llegar al campamento base, y el camino pese a ser solamente de 40 kilómetros es largo y tortuoso. Finalmente, contratamos un coche de los autorizados que nos cobrará 1400 BIR ida y lo mismo para la vuelta, y aquí empieza nuestra aventura de nuevo, cuando nos negamos a pagar la totalidad del recorrido, y solamente queremos pagar la ida. No nos dan ninguna buena espina los tipos de la compañía, y no nos fiamos de que vuelvan al día siguiente a por nosotros.
Finalmente, nos dicen que vale, que paguemos la ida, y que la vuelta nos arreglemos nosotros mismos. Yo por supuesto le digo que sí, que seguro que volvemos en algún coche.
El camino hacia las montañas Simien en Etiopía
La carretera es toda una aventura. A una parte y otra se ven los acantilados que forman las montañas que pese a ser una pasada, no dejan de impresionar mientras el conductor esquiva las numerosas curvas de nuestro camino. Finalmente llegamos al campamento, formado por cuatro o cinco chabolas y dos edificios grandes donde nos enseñan las camas y nos dan a elegir.
Nuestro ránger, después de lo que ha pasado en el coche, parece no fiarse de que seamos capaces de volver el día siguiente, además, no habla inglés, por lo que la comunicación con él es casi nula. A pesar de todo, mientras hacemos la ruta por las Simien camino de la cascada, encontramos a un guía que se ofrece a recogernos el día siguiente. Estamos salvados.
Después de una mañana larga de caminata, vemos la cascada y regresamos a nuestro campamento. Por el camino encontramos a nuestro amigo francés, el cual se marcha junto con sus amigos chinosa hacer una ruta de 4 días por la parte más alta de las Simien.
Ya en el campamento, sin luz y muy cansados, nos preparamos para la vuelta del día siguiente. Y sólo la presencia de los rángers, que van llegando al lodge en el transcurso de la noche, rompe el mágico silencio que envuelve esta zona de Etiopía, que pasa por ser Patrimonio de la Humanidad con toda la razón.
Amanece en las Simien…. Y nuestro amigo guía no aparece… y hay que volver. Empezamos a escudriñar qué coches vienen, pero los autos de la mañana suben, no bajan a Debark, por lo que al final, terminamos en el bus local (algo prohibido en este recorrido para los turistas), el ránger, Bernat y yo, los tres sentados en medio de una multitud de gente que va a nuestro destino… ah! Y los gallos, que se encuentran dispersos por el suelo del autobús y que de vez en cuando vuelan de cabeza en cabeza. próxima parada… Lalibela…
Cuando empecé a viajar, hacía ya mucho tiempo que quería hacerlo, pero no sabía cómo ni cuándo. Solamente un pequeño empujón hacia Laos, y mi destino estaba claro: mi vida era viajar… con el tiempo, me he dado cuenta de nada te aporta tanto, te enseña tanta humanidad y te otorga tanta comprensión, como el viajar. Cada viaje te acerca a una cultura y personas distintas, pero que al final, son tan humanos como tú. Los viajes son una lección de vida, así que cuando empieces, no volverás a ser la misma persona, no lo olvides…
Mi hija hizo este trekking el pasado mes de diciembre y llegó encantada, con unas fotos que cortan la respiración. Debe ser un viaje muy interesante, a ver si algún día…
Mi hija hizo este trekking el pasado mes de diciembre y llegó encantada, con unas fotos que cortan la respiración. Debe ser un viaje muy interesante, a ver si algún día…
Un abrazo
Vale mucho la pena M. Teresa… apúntatelo…