En los viajes es bastante habitual encontrar lugares que no esperabas visitar, y que cuando lo haces, te sorprenden gratamente, así es el caso del museo del agua o de Chashma Ayud: no es que sea algo impresionante, arquitectónicamente hablando, pero si que es un lugar curiosa y que merece una visita, si de verdad quieres descubrir más sobre este precioso país y su historia.
La leyenda de Chashma Ayud
Como todo en Uzbekistán, también el Museo de Chashma Ayud y el lugar donde está emplazado tiene su propia leyenda; el museo se encuentra exactamente en ese lugar por una razón, y es que la leyenda dice que el santo Job golpeó con su bastón el suelo en este lugar, y el agua empezó a manar para toda la población de Bhukara. Este es el primer lugar donde salió agua en Bhukara. Aunque en la antigüedad era un pozo, hoy en día es el museo de Chashma Ayud.
Visita al Museo del Agua de Chashma Ayud
En el interior del museo podemos encontrar cosas bastantes interesantes; hay mapas que indican la presencia del agua en numerosos estanques alrededor de la ciudad. En la actualidad solo quedan dos.
El mapa de los hammanes es también bastante significativo, y también solamente dos permanecen abiertos. La práctica del masaje estaba bastante extendida y se hacían masajes los unos a los otros. La lista de la parte superior corresponde a todos los hammanes que habían solamente en la ciudad de Bhukara… imaginaros lo importante que era este lugar durante la Ruta de la Seda.
El Mar de Aral y su desertización.
Uno de los puntos más interesantes del museo es la parte dedicada al Mar de Aral y a la historia de su desertización. De todos es conocida la desaparición del agua de este lugar, con imágenes de barcos fantasma que han dado la vuelta al mundo denunciando este problema. Parece ser que la razón de su desertización está relacionada con el cultivo del algodón en la zona colindante por parte de los rusos; al ser un mar cerrado sin salida se empezó a evaporar. El cultivo del algodón fue muy importante en Uzbekistán en el período de ocupación rusa, llegando el país a ocupar el cuarto puerto en exportaciones de algodón a nivel mundial. En la actualidad hay varios planes que pretender mejorar la situación que sufre este mar; el actual presidente uzbeko ha puesto un plan de cultivo de frutas en marcha con el fin de que el agua del Mar Aral no se evapore tanto. Además, varios científicos han encontrado agua dulce y se está haciendo un depósito para canalizarla.
Los Aljibes en la ruta de la seda
La ruta de la seda y el paso de sus camellos obligaba a tener un aljibe cada cierta distancia, ya que los camellos necesitan beber a los 40 kilómetros de viaje. Los aljibes se realizaban en los lugares más profundos, para poder acumular más agua. Aunque el paso de la ruta de la seda por Bukhara y su provincia tenía muchos aljibes, en la actualidad solo es posible encontrar uno entre Samar y la ciudad. En la exposición encontramos un aljibe del siglo XVI; éstos eran siempre de 15 a 20 metros, y con diámetros distintos.
La tumba de un arquitecto sufista ocupa el fondo de la sala. Esta persona era un sacerdote muy venerado y querido, y todavía mucha gente viene hasta aquí para presentarle sus respetos y rezar.
El Mercado local de Bukhara
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El Mercado de Bukhara
Enfrente del museo se encuentra el mercado más grande de Bhukara; allí es posible encontrar desde especies, frutas o verduras hasta ropa o telas… Si tienes tiempo, date una vuelta por este lugar, y contempla la vida local. En el mercado vimos muchas cosas divertidas, como las bolsas de pipas tamaño familiar con un envoltorio donde estaba dibujada la bandera del Barça. Por supuesto, las pipas son para cuando hay partido de fútbol.
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El Mercado de Bukhara
Una de las cosas que más nos ha sorprendido de Uzbekistán es la limpieza de sus mercados. Este mercado es un ejemplo. No había ni un papel en el suelo y todo se encontraba muy ordenado.
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