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Telpak Furushon, la mezquita que Genghis Khan no destruyó

 

 

Telpak Furushon, la mezquita que Genghis Khan no destruyó

Que ver en Bhukara, Uzbekistán

 

Bhukara es una ciudad donde los pequeños y grandes tesoros arquitectónicos se van sucediendo uno tras otro; todavía no has terminado de ver una mezquita y ya te está apareciendo algo más para ver. Uno de los lugares que más me gustó fue la mezquita de Telpak Furushon; esta mezquita no es impactante, no tiene grandes dimensiones ni tesoros pictóricos en su interior, nada de eso. La mezquita se ha hecho famosa porque consiguió burlar al mismísimo Ghengis Khan y permanecer en pie.

 

Historia de Genghis Khan en Bhukara

En efecto, Genghis Khan destruyó gran parte del legado histórico de este pueblo, y pocos monumentos permanecieron inmunes a la presencia de Genghis y sus descendientes. En el caso de la mezquita de Bhukara, el encontrarse dentro de un foso y cubierta de polvo y otros materiales la salvó de la destrucción. La mezquita ha permanecido medio enterrada hasta los días en que la independencia del país han sido una realidad, cuando se ha rehabilitado y abierto al público para su visita.

En la actualidad podemos ver en su interior un museo de alfombras, uno de los artículos que se comercializaban en la Ruta de la Seda; sin embargo, la peculiaridad de este lugar reside en que ha sido un centro de rezo y culto para judíos, zoroastras y musulmanes; el espacio interior fue utilizado en el pasado por todas las religiones en pacífica convivencia, ocupando cada uno de ellos un espacio en total armonía con el resto. Cada religión rezaba según sus reglas y normas sin molestar a nadie. Para que luego digan que no es posible la convivencia de las personas de distinta religión

Bhuhara es una ciudad pequeña y todo su patrimonio se encuentra concentrado, así que en un momento u otro pasarás por delante de esta mezquita a la que los escombros salvaron de su destrucción.

Rose

Cuando empecé a viajar, hacía ya mucho tiempo que quería hacerlo, pero no sabía cómo ni cuándo. Solamente un pequeño empujón hacia Laos, y mi destino estaba claro: mi vida era viajar… con el tiempo, me he dado cuenta de nada te aporta tanto, te enseña tanta humanidad y te otorga tanta comprensión, como el viajar. Cada viaje te acerca a una cultura y personas distintas, pero que al final, son tan humanos como tú. Los viajes son una lección de vida, así que cuando empieces, no volverás a ser la misma persona, no lo olvides…

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