En los inicios del Monacato español…
Un paseo desde Ponferrada por estrechos caminos nos llevan hasta Compludo. Esta pequeña aldea de El Bierzo pasaría inadvertida para muchos, es más, muchos no habrían siquiera oído hablar de ella, pero es aquí donde se encuentra la herrería más antigua de nuestro país que todavía sigue en funcionamiento, la llamada Herrería de Compludo
Muchos se preguntarán que por qué en este lugar tan apartado se encuentra esta joya berciana; qué paso en este lugar para que se fundara además el primer monasterio del monacato español. Para responder a todas estas preguntas nos tenemos que remontar a la historia de Compludo y de su personaje más importante: San Fructuoso.
Compludo es un pequeño pueblo de menos de veinte habitantes al que situamos en el mapa gracias a San Fructuoso de Braga, el monje que inicio el monacato en nuestro país. San Fructuoso inició la fundación de monasterios a raíz de sus contactos en otros países europeos; en su época eran muchos los monjes que buscaban lugares para meditar y encontrarse con Dios; fue el santo el que se dio cuenta del potencial de la zona donde había nacido, fuera del mundanal ruido y con poco contacto con el exterior. Poco a poco la obra del santo se fue extendiendo hasta conseguir que el monacato español fuese una realidad.
La gran obra de San Fructuoso en el monacato español ha llegado hasta nuestros días gracias a los monasterios que fundó, sobre todo en la zona de El Bierzo, siendo el primero en su pueblo natal, Compludo.
En los tiempos del santo los monasterios eran centro cultural y económico de las zonas donde se instalaban; aunque el motivo de su fundación era el recogimiento de los monjes que componían la orden, los monasterios acababan siendo un pequeño pueblo donde se reunían todo tipo de profesionales y donde vivía un grupo bastante numeroso de personas. San Fructuoso creó la regla de San Isidoro.
El siglo VII fue el momento en el que el monasterio de Compludo fue fundado; se cree que entonces la herrería prosperó, a raíz de las necesidades de los ganaderos de la zona, que necesitaban herramientas que solamente una herrería podía fabricar.
La herrería conserva una estructura totalmente medieval; el abuelo de Manuel Sánchez fue el que adquirió la herrería a principios del siglo XX, cuando todavía los aperos del campo eran necesarios en esta región. Poco a poco, los habitantes de estas tierras fueron emigrando hacia otros lares donde las oportunidades laborales eran mayores, dejando el lugar sin clientes para los dueños de la herrería.
Fue entonces cuando el dueño dio un paso adelante y pidió la certificación de la herrería como monumento nacional. En el año 1968 consiguieron la certificación y con ella la posibilidad de sobrevivir manteniéndose intacta, utilizando el valor histórico que posee para enseñar a numerosas escuelas y también a los visitantes que llegan a diario.
Nuestro recorrido hasta la Herrería de Compludo
Llegamos después de realizar una preciosa caminata desde Espinoso de Compludo, el pueblo vecino. A través de miédulas o pequeñas médulas, descendemos y ascendemos, recorriendo los caminos que en el pasado unieron estos lugares, dejando otros edificios históricos, y disfrutando de la flora y fauna de la región.
El paisaje de llegada de la herrería no puede ser mas idílico, junto a un río se levanta el edificio que contiene el mecanismo que impulsa las cercanas aguas para por medio del aire avivar el fuego en la fragua. A día de hoy, esta herrería es el único mecanismo industrial que no utiliza fuelles, como bien nos explica Manuel.
Durante la visita Manuel nos va explicando el procedimiento de trabajo que realiza; como el agua impulsa el aire y aviva la llama; como las aspas que hemos visto giran e impulsan la viga, haciendo de palanca para el yunque, con el cual se realizan los trabajos que más fuerza requieren.
Aunque no se han encontrado estudios que prueben la existencia de la herrería más allá del siglo XIX, el antiguo procedimiento de trabajo posiciona esta herrería en los tiempos del monje berciano. Viendo el procedimiento de trabajo a una no le extraña que San Fructuoso visitara el lugar.
La hora de comer llega y nos espera Compludo, otro pueblo típico berciano donde el menú, para gran gusto nuestro es único. Y es que no hay nada como conocer y degustar lo que nuestros viajes nos ofrecen.
Si queréis visitar la herrería hay que reservar en ‘Vita, Natura et Legenda’, donde Marta o Juan Carlos os atenderán encantados
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