La brujería en Edimburgo
Sobre las brujas escocesas y su persecución en la antigua Escocia.
Las brujas de Edimburgo
Corría el año 1590 cuando Jacobo I viajó hacia Dinamarca, en buscar de su mujer por poderes Ana de Dinamarca, con la cual se había casado meses atrás. La reina Ana había intentado llegar a Escocia, pero un fuerte temporal en las costas noruegas le había impedido el viaje, y el rey, que estaba totalmente fascinado por la entonces princesa, decidió partir en su búsqueda, con un séquito de 300 hombres.
El 23 de noviembre de aquél año se volvieron a casar formalmente, y decidieron partir hacia tierras escocesas. Sin embargo, el plácido viaje de retorno, se convirtió en toda una odisea, y al tomar tierra escocesa, pocos eran los acompañantes del rey que permanecían vivos.
El episodio dio lugar a una de las cazas de brujas más impresionantes que se han vivido en Europa. El rey fue informado de que las malas condiciones meteorológicas se debían a algún hechizo contra los recién casados, y la historia comenzó.
La caza de brujas en la Edad Media en territorio escocés
A partir de ahí, ser considerado brujo o bruja estaba a la orden del día, y bastaba muchas veces que tu vecino te cayera mal, y dijeres que le habías visto rezando al diablo, para poder empezar el proceso de persecución, del que muy pocos se libraban. La caza de brujas, llevó a la ejecución de más de 3.000 personas entre 1563 y 1733, muriendo la mayoría estranguladas, y otras tantas quemadas en la hoguera de Castlehill. Si a ello le sumamos la cantidad de gente que perdía la vida a consecuencia de enfermedades, los asesinatos y las desapariciones que se daban por aquél entonces, la vida en Edimburgo no debía de ser nada fácil.
Requisitos en Edimburgo para ser considerada bruja
La inquisición escocesa, una de las más sanguinarias de todos los tiempos, tenía sus propios criterios para considerar a una persona brujo/a o no. Solamente cumpliendo uno de ellos, ya empezaba el proceso de tortura, y posterior ejecución, si se confirmaba su condición de agente del mal.
En primer lugar, ser pelirrojo era símbolo del diablo. Aquí en España, nos reiríamos, pero en Escocia, va a ser que no se ríe ni el más atrevido. Segundo requisito: tener un defecto de nacimiento… y las pecas o verrugas estaban incluidas… esto ya nos pinta mal hasta a nosotros. Por último, tener 3 pezones. Esto, aunque no es muy habitual, en Escocia un 2% de las mujeres lo padecen, y se considera que es para amamantar al diablo. Casi nada.
Proceso de tortura para saber si eras bruja o no
A partir de ahí, comenzaba el proceso de tortura: primero, collar de púas varios días; ¿Que pasabas la prueba? Pasaban al punzón, con el que te presionaban por todo el cuerpo. Si perdías la sensibilidad y dejabas de sentir dolor, significaba que eras un brujo/a.
Si no, pasabas a la peor parte, al Lago de Nor’, situado donde ahora está la estación de trenes de Waverley y los bonitos jardines de Princess Street. Allí, en el pasado, se depositaban todos los desechos de las casas y era un vertedero infame.
Aquí lo mismo de nuevo: si te hundías, salvado, no eras brujo; si te mantenías arriba, era porque el diablo te sujetaba por debajo, y a decir verdad, no era tan difícil mantenerte a flote, por la gran cantidad de basura que había dentro, y por las grandes y pesadas faldas que utilizaban las mujeres, y que se inflaban y funcionaban como un globo, evitando que se hundiesen.
Se dice que los familiares de las acusadas, les tiraban piedras para que se sumergiesen, ya que, si eran consideradas brujas, la familia también era investigada y sufría el mismo camino. Qué dolor…
Aun así, finalmente, la caza de brujas de Edimburgo terminó con el tiempo y hoy es solo una historia a conocer, para no repetirla más… No te pierdas otras historias de los personajes de Edimburgo aquí
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