Viaja sola en Líbano
Aventuras que pasan cuando viajas sola por el mundo
Cómo moverte si viajas sola al Líbano
Viajar sola a Líbano, en Byblos, ya casi al final de todos los contratiempos del día
Historias viajeras viajando sola
Viajar sola por Líbano y equivocarte con las direcciones
Muchas veces, cuando cuento lo mucho que me gusta viajar sola, la gente se sorprende de que pueda hacerlo y no tenga miedo por si me pasa algo. En ocasiones se cree que para viajar sola siendo mujer hay que ser de alguna pasta especial: error: para viajar sola solo hay que tener ganas y vencer los miedos que todos y todas tenemos en nuestras cabezas; viajar sola no significa que no te vayas a equivocar de dirección, o meter en el autobús que va en sentido contrario; tampoco hablar inglés te salva en los lugares donde nadie habla inglés, te salvan las señas y la buena voluntad de comunicarte, y todos espabilamos cuando nos hace falta.
El día que quería ir a Bscharri y casi voy a China
Un ejemplo de todo esto que te cuento me ocurrió en el Líbano, el día que quería ir a Bscharri o Bascharré, en el valle de Qadisya, y terminé en Batroun y no en la China de milagro, pero vamos por partes.
Aventura viajando sola en el Líbano
El día prometía: me había levantado pronto, tenía un taxi reservado para ir a dejar la maleta al otro hotel de Beirut ya confirmado: la idea era ir, dejar la maleta, y dirigirme a la estación de autobuses de Cola, para tomar alguno de los autobuses de las dos compañías que hacen el trayecto a Bscharri. Desde allí tomaría otro autobús a Trípoli, para bajar a Byblos, donde tenía ya la noche reservada. Viajaría con la mochila del ordenador, es decir, una camisa para cambiarme y las lentillas, poco más.
La tormenta había dejado al hostel sin luz, pero no pasa nada, porque el taxi llega a tiempo y no necesito internet.
Primera del día de viaje en el Líbano
Me equivoco de estación de autobuses
Dejo la maleta en el otro hotel, me pongo la dirección de la estación de autobuses cola, y empiezo a andar. Al no tener tarjeta de datos se queda el punto donde quieres ir, y luego te va marcando por dónde vas, sin darte ninguna otra explicación. Inicio el camino por un barrio musulmán: allí mi móvil me indica que vaya a la derecha; yo voy, pero la calle está tapiada. Vuelvo atrás, intento otra; vuelvo al muro, busco algún callejón, nada.
Después de 20 minutos dando tumbos consigo retomar mi camino. Llego a la estación y nadie habla inglés. Me dirigen a un adormilado francés que me dice que no, esas compañías de autobuses no están en cola. Tampoco sale nada hacia Byblos. Finalmente me doy cuenta de que me he equivocado tomando las direcciones de las estaciones, tenía que haber ido a Doura, esta es la estación para ir a Baalbek.
Moverte en Beirut cuando no tienes internet
Ok, relax. La solución es buscar internet y reservar un taxi. Nada, ninguna wifi abierta. Es ahí cuando me prometo no volver a viajar sin datos en países sin roaming si voy sola, que perdida estoy. Me dirijo a las afueras de la estación, que realmente es un cruce, para que nadie se percate de que soy una turista sin saber donde ir; en un callejón veo a un chico que prepara expresos en la calle. Me pido uno, me siento y me relajo.
Ya desayunada, enfilo hacia la estación. Por el camino veo a una chica esperando a alguien y no sé por qué me da por preguntarle si habla inglés. Si que habla, y le cuento que necesito ir a Dora a tomar un autobús. Me explica que los taxis llevan la matrícula en rojo, y ella y su novio me piden uno y me negocian el precio. Allá vamos.
La estación de autobuses de Dora o Doura, Beirut
Llego a Dora, que está a la otra parte de Beirut, y allí si que veo las indicaciones de los blogs que había estado estudiando, pero ni rastro de autobuses a Bscharri. En eso una furgoneta me pregunta donde voy: le digo adónde y me dicen que sí, adelante. Subo con ellos y cuando llevábamos media hora me dice el conductor en señas que baje.
“¿Por qué?” Me señala unas escaleras enfrente que suben a otra carretera. “sube”.
“¿Y cómo llego a Bscharre?” “taxi”sin más.
Persiguiendo un taxi para recuperar mi móvil
Subo a la carretera y aquello es un cruce lleno de sujetos sin mucho ánimo de currar. Me miran curiosos. Veo un taxi y a él que me dirijo. El hombre no parece enterarse mucho. Me da un precio irrisorio. Por suerte, a los 10 metros para para ver mejor el mapa que le he enseñado. Veo que no se aclara, y decido darle las gracias e irme. Al poco pasa otro taxi, y le pido precio para Batroun, ya que Bscharre en taxi es muy caro y está visto que hoy no es el día para visitarlo. Acordamos precio, pero en eso veo que me he dejado el móvil en el otro taxi.
“Sube al taxi, vamos a buscar al otro taxista”, iniciamos la búsqueda y por suerte estaba cerca.
Batroun, el pueblo junto al mar que me enamoró en Líbano
Ya en Batroun me doy cuenta de por qué el destino no quería que hoy fuera a Bscharre, tenía que visitar este pueblo de cuento junto al mar. Batroun es famoso por su limonada, así que después de tanto ajetreo, y pensando que ya había terminado la movida del día, me siento a tomarme uno.
Viajar de Batroun a Byblos en una furgoneta de venta de fundas de móvil
Después de la encantadora visita a Batroun inicio la vuelta, pero no encuentro parada de autobús. Llego a una zona fuera del centro histórico llena de tiendas: quiero preguntar, pero no sé en cuál. Me decido por una óptica, normalmente, la gente que trabaja en ópticas, clínicas, etc ha ido a la universidad y saben inglés. Así es, y la chica me indica la dirección a seguir. Menos mal
Empiezo a andar cuando veo que la parada no llega. En ese momento sale un chico de una peluquería que habla inglés. Le pregunto y me dice que estoy muy lejos.
“Un momento, te llevo”
“Si, pero si vas por otra cosa, no quiero que te molestes por mi”
“No te preocupes”.
Nos vamos y la parada está en la carretera. Allí Steven me da su teléfono por si necesito algo. también me dice que no coja los autobuses pequeños. Se espera a ver si pasa alguno, y como no pasa nada, se dirige a una furgoneta que lleva tiempo parada allí. Resulta que se conocen “te vas con ellos, son amigos míos y te van a llevar”. Pensando que es una minivan de pasajeros, abro la puerta de atrás: en ese momento casi saltan los cientos de carcasas de móvil que pueblan la minivan.
“No no, siéntate aquí delante con nosotros” (en señas).
“¿Habláis inglés?” no. Como parecen turcos les pregunto
“¿Y turco?).
“No, pero amo Turquía.
“Esperamos a alguien y nos vamos” (Claro, al que me saca la navaja esperamos, pienso yo)
Llega otra furgoneta y Steven se va, le doy las gracias. Mis nuevos compañeros de viaje les explican a los de la otra furgoneta que van a Byblos a llevar a una amiga turca de Steven y vuelven. Iniciamos el camino y me dejan en Byblos. Yo de verdad todavía no me creo mi buena suerte. Intento pagarles, pero me dicen que ni lo sueñe. Les doy las gracias.
Llegada a Byblos sana y salva… Pero el día todavía no ha terminado
Si Batroun era bonita, Byblos es igual o más espectacular. Que lugar más agradable para olvidarte del bullicio de Beirut y desconectar.
Después de darme una vuelta por Byblos y comer algo llego a mi hotel. Mona, la chica de recepción, resulta ser majísima y congeniamos enseguida.
“Mira, hoy quería ir a Bscharré y no he podido ir. ¿Tú sabrías cuánto me puede costar desde aquí?”
“Claro, lo pregunto”
“¿y si quiero tomar algo, ¿dónde voy?”
“Te vas al zoco, yo te llamo un taxi que te va a costar 2 euros, y te vas al pub donde trabaja mi hermano. Él te cuidará”
Así, en menos de media hora tenía taxi para el día siguiente, taxi para ese momento ir y volver del zoco (el hombre me dio su teléfono para enviarle un whatsapp cuando quisiera volver), y un riquísimo Aperol que me tomaría junto al hermano de mi nueva amiga.
Termina mi aventura en Líbano, pero me llevo a mucha gente en mi corazón…
El día siguiente, cuando me despediría de mi nueva amiga en Byblos. Luego hay quien piensa que todo el mundo es malo por naturaleza. Ni mucho menos. El día de hoy sería complicado: me perdería en el Líbano, me confundiría de estación de autobuses, subiría al minibús equivocado, etc etc etc. Pero siempre en todos lados encuentras a alguien que te tiende una mano, sea en inglés o con señas.
Gracias a todos los que con este día me enseñaron lo buena gente que son los libaneses
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