Cartagena de Indias es una de esas ciudades que todos ponemos en nuestra lista de deseos en alguna ocasión. La ciudad colonial de las Américas más bonita para muchos (y también para nosotros) es un lugar donde la historia española y la local se entremezclan, un espacio donde el tiempo parece haberse detenido y la presencia de coches de caballos nos hacer perder el sentido de nuestra realidad. ¡Bienvenidos a Cartagena!
Nuestra visita por Cartagena de Indias
Aun así, es imposible irse de Cartagena sin tener la sensación de que se ha visitado un lugar único, especial e irrepetible; el saber de películas como “El amor en los tiempos del cólera” nos acompañarán durante nuestros días en la costa caribeña, pero sobre todo en esta ciudad; la ciudad donde Gabriel García Márquez, conocido como Gabo en el país pasó tanto tiempo; la ciudad donde volvió una y otra vez incluso después de su exilio en México para visitar a su madre; la ciudad que tantos libros le inspiró.
Es aquí donde descubrimos por qué un lugar puede crear tanta y tan buena literatura. Gabo estará con nosotros todos estos días de viaje.
Historia de la ciudad de Cartagena de Indias
Hablar de la historia de Colombia es hablar de la historia de Cartagena de Indias, el primer puerto creado en el país por los españoles, y lugar de numerosas invasiones de piratas ávidos por conseguir los tesoros que la ciudad aguardaba.
Historia de la colonización de Cartagena de Indias
Corría el año 1502 cuando Rodrigo de Bastidas llegaba a la costa caribeña de Colombia; el español navegó hasta Santo Domingo dejando atrás un conflicto personal y un duelo, así como su profesión como notario en Sevilla, donde estaba ubicado. Bastidas se embarcaría desde Santo Domingo, capital de la República Dominicana en la actualidad, en busca de nuevos puertos. A su llegada a la península de Baru, como él mismo la bautizó, se encontró con un territorio pantanoso habitado por la tribu de los Kalamari, un guerrero poblado indígena que daría muchos dolores de cabeza al nuevo conquistador.
Al contrario que otros indígenas que se habían sometido a la colonización española desde el principio; los kalamari no solo contaban con la experiencia de conocer el terreno, sino que también fabricaban unas flechas venenosas que enviaban a los colonizadores al otro mundo. Ante la imposibilidad de Bastidas de colonizar la península donde Cartagena se ubica hoy decidió partir hacia el este, donde Santa Marta sería otra plaza para su currículum.
Mientras tanto, Rodrigo pidió al cartógrafo Juan de la Cosa que le preparase un mapa de la península, para así poderle mostrar el lugar a Isabel la Católica. La monarca recibió el mapa e inmediatamente relacionó este lugar con otro más conocido para ella: Cartagena, ésta en la costa de Levante.
Poco a poco, el puerto de Cartagena cobraría importancia, no solo por su bahía natural y sus murallas, que lo protegían de los ataques piratas, sino también por su posición estratégica, cerca de Panamá, que entonces era una plaza española muy importante, como por ser el lugar de paso tanto de los tesoros incas que llegaban desde Perú, y que a través del istmo de Panamá atravesaban camino de España, como en años posteriores ser el lugar que recibía los esclavos africanos para introducirlos en las colonias.
El tráfico de esclavos en Cartagena de Indias.
Cartagena de Indias tiene su parte más oscura, como todas las ciudades del mundo, y es el rápido y próspero desarrollo en el tráfico de esclavos que tuvo en el siglo XVII, cuando los portugueses recogían a los esclavos y éstos eran vendidos a la colonia española de las Américas. Este comercio trajo un monopolio muy importante para el desarrollo económico del Nuevo Mundo; los reyes españoles habían prohibido terminantemente la esclavitud de los nativos de las tierras conquistadas, pero quedaba una gran laguna con los esclavos africanos. Cartagena llegó a ser incluso el centro oficial de comercio de esclavos, junto con la ciudad de Veracruz en México.
Gracias a estas actividades los cartaginenses consiguieron amasar grandes fortunas, que dieron lugar a las enormes mansiones que podemos contemplar hoy. Este desarrollo atrajo también a muchos piratas del Caribe, que pusieron a la ciudad en vilo durante siglos.
Los piratas y Cartagena de Indias
Corría el siglo XVI y la prosperidad de la ciudad atraía a piratas y bandidos de todas partes; la ciudad sufrió cinco asedios durante este tiempo, siendo el más importante el que el pirata francés Robert Ball lanzó sobre la ciudad, robando 310 kilos de oro durante en el transcurso de un banquete al que asistía el gobernador. John Hawkins y Francis Drake serían algunos de los que la atacarían a lo largo del siglo.
Los ataques siguieron unos tras otro; el rey de Inglaterra George II enviaría una tropa de 15.000 soldados para conquistar la ciudad en el año 1741; sin embargo, el general Mariano Blas de Lezo conseguiría frenar el ataque.
El General sería llamado el “medio hombre” a partir de este momento, ya que en el ataque perdió un brazo, una pierna y un ojo. Este ataque no sería el único; en años posteriores la armada inglesa retornaría a Cartagena con 25.000 soldados y 186 barcos. Este ataque también fue ganado por Blas de Lezo, costándole una pierna el combate final. El general moriría poco después.
Construcción de las murallas de Cartagena de Indias
Tantos asedios y batallas terminaron por convencer a la corona española de que lo mejor era amurallar la ciudad. Las murallas protegerían a partir de entonces sus tesoros y Cartagena pasó a ser una de las ciudades mejor protegidas del mundo. Todavía hoy sus murallas imponen por su tamaño y su estado de conservación. Una de las actividades imprescindibles es llegar hasta aquí para ver la puesta de sol, como luego comentaremos.
La Ciudad Heroica
Cartagena de Indias fue la primera ciudad en declarar su independencia y conseguir su libertad de los españoles. En este punto inició Simón Bolívar la guerra de independencia en este punto, y fue el libertador el que la nombró ciudad heroica, por su iniciativa y valentía durante la campaña.
En la actualidad Cartagena es una ciudad vibrante y llena de vida, donde los días de vacaciones se alargan sin querer. En cada esquina, en cada barrio, es posible encontrar el pasado descrito mientras se pasea por sus calles… La próxima semana os hablaremos de qué visitar en la ciudad más bonita de America Latina.
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