La historia de cómo en un viaje por la China profunda terminamos en comisaría detenidos….
PD Ninguna de las fotos en el post corresponden a Kaily: no saqué ni la cámara
No hay blog ni revista de viajes que no te diga que el viajar es todo un aprendizaje… y qué verdad. En nuestra aventura por el sur de China si algo aprendimos fue lo fácil que es meterse en un lío, simplemente por no hacer los números al estilo local. De hecho, no pasamos la noche encerrados por poco
Corría el año 2009 y nuestro viaje por la provincia de Yunnan, China, iba viento en popa. Acabábamos de llegar a Guiyang y queríamos ir a Kaily, un pequeño pueblo al que no encontrábamos modo de ir (no es que hubiera algo especial que ver allí, sino que era el camino más corto para llegar a Chongqing y proseguir nuestro camino)
Empezamos a buscar furgoneta para todos y los precios no eran precisamente baratos, se estaban aprovechando de nuestra situación de turistas fijo. Finalmente, uno de los conductores nos acepta 150 yuanes, que era lo que queríamos pagar. Iniciamos el trayecto y la verdad es que Kaily estaba lejos, así que ya en el coche decidimos que le íbamos a dar algo más. No hizo falta, ya que al llegar el conductor nos pide 750 yuanes. Muy ofendidos, y como éramos más chulos que un diez, nos vamos todos a comisaría a quejarnos del conductor, y él con nosotros a denunciarnos por lo pagarle lo acordado. Estaba anocheciendo a todo eso.
Empezamos a explicarles a los dos policías nuestra versión (explicarles de aquél modo, porque inglés hablaban lo justo), poco a poco, vemos que van apoyando al conductor. A nosotros nos piden que le paguemos, a lo que nos negamos rotundamente. Como el tiempo va pasando y no cedemos, nos piden los pasaportes y por lo que vemos, nos van a retener en comisaría… lo que faltaba…
En ese momento a nuestro compi Alfonso se le ocurre una idea, y es que un amigo suyo vive en Hong Kong. Alfonso llama a su amigo y hablamos con él. Enseguida entendemos qué pasa; el chico nos explica que en China si tú pones un palito al uno, es un 7, no un 1. Batalla perdida. Pagamos la parte correspondiente y salimos rapidito. A buscar hotel, donde sea.
El hotel Petroleum es la cosa más cutre de todo el viaje. Lo único gracioso y agradable es el guardia nocturno, con el que nos echamos unas buenas risas. Los chicos nos informan de que son cinco pisos sin ascensor, no les creo, de verdad que pienso que me está tomando el pelo hasta que lo veo.
El hotel tiene cucarachas, por lo que tenemos que dormir con la luz encendida y nuestro saco sábana para no tocar nada.
Decididamente, Kaily no es un lugar para nosotros, por lo que el día siguiente nos vestimos y salimos de la ciudad.
Moraleja: no viajes conmigo, soy una especialista en meterme donde no hay que meterse
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