Kastraki es nuestra siguiente parada. Por el camino dejamos paisajes de maíz, olivos, trigo y otros minifundios que nos van acercando a nuestro destino. De paso, vamos descubriendo más sobre los griegos; nos llama la atención que TODOS hablan inglés, y no es raro, porque la televisión es toda en versión original; por otro lado, fuera mitos de que las griegas son morenas porque no, son más bien rubias o de tez clara, bastante delgadas y sobre todo altas, muchas incluso tanto como Bernat. Una vez eliminado estereotipos (tampoco vemos demasiados griegos fumando), decir que las señales no es lo suyo, y menos en inglés, todas están en griego, y por consiguiente solamente queda preguntar.
La llegada a Kalambaka, de donde vamos a ir a Kastraki, es todo un cambio a lo visto hasta ahora. Kalambaka, entrada a Meteora, es una pequeña ciudad de montaña plagada de griegos que veranean allí, turismo ruso y también rumano. Los franceses parecen sentirse atraídos por los monasterios ortodoxos, y también llenan las calles de Kastraki y Kalambaka. Nosotros y algún que otro grupo de españoles somos los únicos testimonios de la roja aquí.
La llegada a nuestro hostal, no puede ser mejor. Hemos reservado en Buofidis, que es una familia que posee un camping, el hostal y enfrente una taberna que regenta la abuela (es la única que cobra en cada mesa). Aquí, podemos comer carne a la brasa, riquísima y por poco dinero, beber cerveza local, la Alpha, y disfrutar de la increíble piscina que el camping tiene para todos los clientes.
Nuestro interés por Meteora, viene como no por una película, en este caso protagonizada por Roger Moore como agente 007 en «Solo para tus ojos». Hace ya años que vi la película y siempre había querido venir a verlo. Meteora significa «suspendido en el aire», y la zona se encuentra repleta de cuevas dispersas que han estado habitadas por ermitaños desde el siglo IX. El siglo XIV y las incursiones turcas y los romanos por otro lado, hicieron de Meteora el lugar adecuado para los monjes, que empezaron a construir monasterios a los cuales sólo era posible acceder mediante escaleras desmontables. Las cuerdas, se cambiaban entonces solamente cuando se rompían, pero hoy en día existen escalones tallados en las piedras por los cuales es posible acceder sin problema, siempre y cuando se vaya preparado para hacer un trekking de unos 8 o 10 kilómetros y ganas de ascender. Las rocas, fueron formadas a consecuencia de un mar interior que desapareció, y el desgaste y la erosión han ido conformando estas rocas calizas, de mármol, serpentinita y roca metamórfica.
Ver este paisaje ha sido una de las cosas más sorprendentes del viaje, y estoy segura que es uno de los mejores tesoros que Grecia puede ofrecer; un lugar con un turismo no masivo, precios muy asequibles y un paisaje espectacular. Para terminar nuestra caminata, nada mejor que la piscina de nuestro hostal.
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